dissabte, 23 de maig del 2009

El vent en els Salzes, Grahame


El río donde viven Topo, Rata, Tejón, Sapo, las nutrias y los demás habitantes de este “nuncajamás” es una Arcadia tranquila, fuera del espacio y el tiempo, donde animales humanizados —en el más noble sentido del término— conviven apaciblemente. Más allá, el Bosque Salvaje, peligroso pero bello y nada ajeno a los habitantes de la Orilla del Río, y, aún más lejos, el Ancho Mundo, al que es mejor no asomarse. Grahame nos cuenta, con gracia y gran lirismo, las idas y vueltas de Topo, Rata y Tejón, las locuras de Sapo y los avatares aventureros pero cotidianos que todos ellos corren.El verdadero héroe de El viento en los sauces es el Sapo, el granuja simpaticón. Sociable, centro de todas las atenciones, generoso egoísta, receloso porque se siente incapaz, el Sapo domina con su incansable alegría de vivir el pequeño mundo conservador de sus simpáticos amigos: el Tejón, huraño pero buen tipo, la Rata y el Topo, hogareños incurables. La campiña, rodeada de tranquilidad, es somnolienta, pero, por suerte, llega el Sapo tocando el claxon y rompe la paz. El Sapo se apasiona con el automóvil, esa irrupción que trastoca su mundo. “¡La poesía del movimiento! ¡El modo de viajar! ¡El único modo de viajar! ¡Hoy aquí, mañana ya en otra semana! ¡Pueblos vistos y no vistos, ciudades que se atraviesan de dos zancadas...

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