Cuando llegaron a casa el Ratón encendió un buen fuego en la chimenea del salón, instaló al Topo en un sillón delante de él, después de traerle una bata y unas zapatillas, y estuvo contándole historias del río hasta la hora de la cena. Y en verdad eran historias muy emocionantes para un animal, como el Topo que había vivido siempre bajo tierra. Historias sobre presas, sobre crecidas repentinas, y lucios saltarines, y barcos de vapor que arrojaban botellas... (pàgina 41)
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